El dengue es una enfermedad causada por un virus (familia Flaviviridae) que se transmite a través de la picadura de mosquitos infectados pertenecientes al Género Aedes, principalmente el Aedes aegypti, el cual tiene hábitos domiciliarios; por esta razón, la transmisión es predominantemente doméstica. El Aedes aegypti detectado en Argentina, a partir del año 1984, en la actualidad se distribuye desde el norte del país hasta las provincias de Buenos Aires, La Pampa y Mendoza.
El virus del dengue presenta cuatro variantes o serotipos: 1, 2, 3 y 4. La inmunidad es serotipo-específica, por lo que la infección con un serotipo determinado confiere inmunidad permanente contra el mismo (inmunidad homóloga) y, solo durante unos meses, ante el resto de los serotipos (inmunidad heteróloga). Cualquier serotipo puede producir formas graves de la enfermedad, aunque los serotipos 2 y 3 han sido asociados a la mayor cantidad de casos graves y fallecidos.
La infección por dengue puede ser clínicamente inaparente o causar una enfermedad de variada intensidad, luego de un período de incubación que, en general, va de 5 a 7 días (aunque se han observado casos con un período de incubación de 3 hasta 14 días). Las infecciones sintomáticas pueden variar: desde formas leves de la enfermedad, que solo se manifiestan con un cuadro febril agudo y duración limitada (2 a 7 días); a otros cuya fiebre se asocia a intenso malestar general, cefalea, dolor retro ocular, dolor muscular y dolores articulares. Hasta en el 50% de los casos dichos síntomas pueden acompañarse de un exantema; pruriginoso, no patognomónico. Algunos casos de dengue pueden evolucionar a formas graves (dengue grave) con manifestaciones hemorrágicas, pérdida de plasma debida al aumento de la permeabilidad vascular (que ocasiona un incremento del hematocrito), y presencia de colecciones líquidas en cavidades serosas (derrame pleural, ascitis y derrame pericárdico); pudiendo desencadenar un cuadro de shock.
Los casos de dengue grave son más frecuentes en personas que ya padecieron la enfermedad previamente por un serotipo (infección primaria) y se infectan nuevamente (infección secundaria) con un serotipo diferente al que provocó el primer cuadro. Este fenómeno puede ocurrir hasta muchos años después de la infección primaria; pero no necesariamente implica que toda infección secundaria conduzca a dengue grave. No obstante, también la infección primaria puede asociarse a dengue grave, según la virulencia de la cepa u otros factores del hospedero.
El dengue es un problema creciente para la salud pública mundial, debido factores como: cambio climático, aumento de la población mundial en áreas urbanas, insuficiente provisión de agua potable, inadecuada recolección de residuos y gran producción de recipientes descartables (que sirven como criaderos de mosquitos al igual que los neumáticos desechados). A esto se suman el aumento de viajes y migraciones, fallas en el control de los vectores y la falta de una vacuna eficaz para prevenir la enfermedad.
Al respecto, ya existen vacunas en el mundo, entre ellas, una desarrollada por Sanofi Pasteur (Francia), y autorizada en algunos países. La vacuna tiene tres dosis, previene la enfermedad causada por los cuatro serotipos del virus, y debe ser aplicada en pacientes que ya han contraído la infección. Otra formulación desarrollada por Laboratorios Takeda (Japón) también cubre los cuatro serotipos mediante dos dosis, pudiendo administrarse en personas que no hayan tenido la infección previamente; está siendo evaluada por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) y su aprobación, se prevé para fines de este año o principios del siguiente.
El curso grave que puede presentar la enfermedad en algunos individuos y la falta de disponibilidad, al menos en la actualidad, de vacunas efectivas contra todos los serotipos, remarcan la importancia de la prevención; basada en el combate del vector para evitar su diseminación. Está recomendado el uso de repelentes siempre siguiendo las indicaciones del envase y ropa que nos cubra completamente (de colores claros), proteger a los bebés (que no pueden usar repelente) con redes o tules sobre cunas y cochecitos, eliminar o cubrir sitios donde se pueda acumular agua que sirva como criaderos, además de limpiar y fumigar espacios contiguos a las las viviendas. Respecto a la fumigación, sirve para eliminar mosquitos adultos, siempre y cuando tomen contacto con el insecticida en el momento que es aplicado, no tiene poder residual ni tampoco elimina formas inmaduras del mosquito (huevos, larvas y pupas), excepto aquellas con capacidad larvicida.
Estas medidas pueden disminuir la transmisión del mosquito Aedes aegypti, el vector tanto del dengue como de los virus chikungunya y zika.
Para cerrar, acerca de situación actual en Argentina, el Ministerio de Salud de la Nación informó que desde agosto pasado hasta marzo, se notificaron 16.143 casos de dengue, con circulación del virus en 14 jurisdicciones: Buenos Aires, CABA, Córdoba, Entre Ríos, Santa Fe, Corrientes, Formosa, Chaco, Catamarca, Jujuy, Salta, Santiago del Estero, Tucumán y La Rioja. Además, señalaron que hubo 13 muertos.